Taylor
Caldwell no sabe si quiere besar a su nuevo compañero de cuarto universitario,
o darle un puñetazo.
Por
un lado, Hunter Zaccadelli es guapo, ojos azules, todo un encanto. Por otro
lado, está tatuado, toca la guitarra, todo un chico malo. Tal vez es por eso
que Taylor teme enamorarse de él, o de alguien más. Ella no quiere
quemarse, y a pesar de que sus otras compañeras de cuarto lo adoran, quiere que
él se vayan antes de que sea demasiado tarde.
Hunter
se ha quemado antes, pero el hecho de que Taylor le haga ver sus errores y
tenga la risa más sexy que jamás haya escuchado, hace que él decida que quizás
el amor no es una excusa perdida. Hacen una apuesta: si ella puede convencerlo
de que realmente lo ama o lo odia, él dejará la habitación -y a ella. El
problema es que cuanto más tiempo pasan juntos, ella menos lo odia y más se
mueve hacia el amor.
Pero
cuando el hombre que tiene la llave del miedo de Taylor resurge
y amenaza con arruinarlo todo, ella tiene que decidir. Confiarle a
Hunter su más grande secreto, o hacer todo lo que esté en su poder para ganar
esa apuesta y alejarlo para siempre.
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